No es nuevo mencionar el carácter regulador entorno al cuerpo que circula en la sociedad. Es un problema de todos los individuos, ya que este espacio es una zona conflictiva entre mis deseos y los modelos de cuerpo que rigen en la sociedad y logran aceptación. En los últimos años se ha desarrollado una idea de cuerpos saludables que ha abarrotado de gimnasios todos, o la mayor parte, de barrios en Quito. Este es el resultado de varias razones, el deseo de mantenerse saludables, o un afán por demostrar un cuerpo con medidas, proporciones y esquemas que para las etiquetas sociales esté dentro de lo que pueda definirse un cuerpo bonito.
En el caso a tratarse hay una mirada desaprobadora entorno al grupo de hombre que buscan mantener su cuerpo en condiciones que determinan una etiqueta social llamada el metrosexual. Es un tema de discusión profundo ya que este término es valorado desde varios puntos de vista y depende de varios factores para aceptar o repudiar esta conducta. Un claro ejemplo es el caso del futbolista Cristiano Ronaldo, que más allá de sus incontables méritos deportivos, siempre hay espacio en medios de comunicación y otras plataformas para hablar de su físico. Hay un sector que aprueba y ovaciona la manera como el luce su cuerpo, del mismo modo hay sectores de la prensa que tachan al portugués como un afeminado, o como un metrosexual. Estas definiciones lo que buscan son menospreciar y ejercer poder sobre el individuo. Si bien estas críticas son constantes, su postura de figura pública, estrella de fútbol mundial, con todas sus características esencialistas, le permiten al futbolista tomar poca importancia ante estas situaciones y puede decirse que afectan poco a su desempeño deportivo.
El caso no es igual en hombres que no gozan de una distinción social, el excesivo uso de recursos que adornen el cuerpo de un hombre siempre va a ser visto como una conducta femenina, y debido a las características hegemónicas machistas, eso para un hombre es símbolo de inferioridad sobre otros hombres.
La idea social de un hombre es que sea fuerte, violento para defender sus posturas, con representaciones que los muestran como un bruto que debe cuidar lo suficiente su aspecto personal. Por este motivo un hombre que cuide con especial esmero su aspecto físico va a ser menos que la mayoría. Un tema de represión entre hombre desde la adolescencia es la presencia de pelo en distintas áreas del cuerpo, las piernas, el vello genital, la barba, el pelo en el pecho, etc. Todo hombre que no tenga un ápice de vello corporal es tachado como inferior. Y en casos que un hombre incurra a deshacerse de su pelo, menos el de la barba, este acto será visto como una muestra de feminidad y por lo tanto será motivo de burla. En el caso de la foto, la falta de pelo en las piernas recurre a esencialismos homofóbicos y raciales.
“Por ejemplo, la distinción homosexual/heterosexual, que se enuncia habitualmente en un contexto homófobo, o la clasificación hombre/ mujer, que lo hace en un contexto machista, aparecen como dicotomías clasificatorias aptas para el posterior ejercicio de tramas de poder entre los sujetos. En otros casos en los que la calificación es presentada simplemente como una patología, también resulta fácilmente ligada a mecanismos de opresión.” (Foucalut, 1989, p.22) En resumen el trato de la etiqueta del metrosexual depende del contexto social y está estrechamente ligado a las relaciones de poder desde cualquier punto de vsta que se lo califique.